La ciencia también está en el corazón

Escena de la película Frankenweenie (2012) de Tim Burton

Este pedacito de CINE pertenece a la película Frankenweenie de Tim Burton.

La forma que el profesor Rzykruski le dice a Victor que por tener una pregunta es un científico es maravilloso, pero cuando dice que la ciencia no solo está en la mente sino en el corazón… el plano bajo, desde la altura de Victor, desde la admiración. El «hilo» de música que nace y la voz de la sabiduría bajo un rostro firme y no muy agradable del profesor… ¿Qué hace sentir? Os diré lo que siento yo:

La inspiración, el entusiasmo, las ganas de hacer ver que los grandes logros se consiguen mediante el equilibrio entre mente y humanidad. Con corazón. Y lo consigue hablando de ciencia. De algo que normalmente se considera frío, lejos de lo humano, siendo humanos los que la hacen. Grandes mentes que aportan su entusiasmo y capacidad para avanzar. Para que avancemos todos. Como bien dicen la ciencia no es buena ni mala, pero puede utilizarse de ambas formas.

Cita: «Qué cosa tan sorprendente es un libro. Un libro está hecho de un árbol. Es un objeto constituido por partes planas y flexibles (que todavía llamamos «hojas») impresas con garabatos en oscuros pigmentos. Pero echas un vistazo a un libro y escuchas la voz de otra persona, quizás la de alguien que incluso ha muerto hace miles de años. A través del tiempo y los milenios, la voz de quien lo escribió nos está hablando, clara y silenciosamente, dentro de nuestra cabeza, directamente a ti. La escritura es quizás el más grande de todos los inventos de la humanidad, uniendo a personas, ciudadanas de épocas lejanas, que nunca se conocieron. Los libros rompen las cadenas del tiempo y son la prueba de que los seres humanos realmente pueden hacer magia».

Esta cita habla de literatura, del valor de transmitir pensamientos, de alguien que ya no existe pueda hablarnos porque existió. Habla de viajes en el tiempo y habla de magia. ¿Sabéis quién lo dijo? Un científico. Carl Sagan.

Sagan no sería él sin su entusiasmo, sin su corazón. Es por eso que escucharle era «mágico». No era un poeta, era poesía hablando de ciencia. Era sabiduría contada con sensibilidad. Tanta que era imposible no contagiarse de ella y dejarse llevar. Por favor Carl, sigue hablando. Deja que me pierda en tu conocimiento. Llévame de paseo por las estrellas y no permitas que deje de sentir. No hay mejor comprensión que sentir el entendimiento y contigo es tan fácil…

Con este pedacito de CINE, quizá podamos entender algo similar a lo que Neil deGrasse Tyson pudiera sentir en su encuentro con Carl Sagan. Dos grandes cuando uno de ellos era pequeño y aunque no lo era tanto como Victor, seguro que vería tan grande a Sagan que el plano bajo desde la admiración, sería perfecto para describirlo.

«En algún lugar algo increíble está esperando ser descubierto». Otra frase de él. Quién sabe si ese «algo» está dentro de nosotros mismos.

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